La experiencia que “adquiero es valiosa” porque no solo “mantengo” contacto directo con las personas y “ayudo” a los juristas, sino que también “aprendo” el funcionamiento de un estudio gratuitito, declaró Haro.
Para que este proyecto llegue a ser verdad ha contemplado varias opciones entre las que se encuentran el ministerio de inclusión social, el consejo provincial de Chimborazo y las ONG´s (Organizaciones No Gubernamentales) que operan en el sector.
Aunque dentro de estas comunidades se castigan los crímenes con la justicia indígena “esta solo se encarga de un castigo espiritual”, sostiene el estudiante. A pesar de tener una manera de manejar su justicia no dejan de estar sometidos a las leyes que rigen el país. Varias personas acuden a la Administración de Justicia para obtener un resultado mucho más adecuado con la ley.
Las condiciones de pobreza, analfabetismo, maltrato intrafamiliar y desempleo influyen mucho en la comunidad por esto es necesario que el consultorio se ubique en este sector y no en la ciudad, declaró Haro. La justicia indígena se encarga de casos puntuales, pero no de aquellos que están fuera de su jurisdicción, por eso “es necesario un asesoramiento jurídico que vaya enfocado a ayudar”, afirmó.
En la escuela de derecho se fomenta los trabajos a favor de la comunidad a lo largo de los años, según el testimonio de Haro en varias ocasiones los docentes les hicieron participar en programas que los acerquen al servicio social y de allí se formó un grupo que continua con esa labor.
POR: MARIA JOSÉ QUISHPE
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